martes, 12 de julio de 2016

Escuchando libros en la piscina

Recientemente adquirí un nuevo gadget, un mp3 sumergible apto para la piscina. Confieso que no esperaba que funcionara, pero al final parece que fue útil.

Todo comenzó cuando me apunté al gimnasio. En ese momento me pregunte: ¿Como puedo sacar partido de ese rato?
Y pensé en los audio libros que ya expliqué en la entrada anterior. No obstante esta vez no quería usar un móvil, así que opté por usar un mp3.
No explicaré en esta entrada como pasar libros a mp3, pero lo haré en entradas futuras.

La idea de usar un mp3 es porque había visto que los hay para piscina y me decidí a comprar uno.

Problemas y soluciones


El primer problema que me encontré cuando llegó a casa, es que el mp3 no esta pensado para cuellos de mi tamaño. Es más, diría que está pensado para el cuello de una mujer o incluso de un niño. Al colocármelo, este aprieta considerablemente la yugular, impidiendo la buena circulación de la sangre a la cabeza. Lo último que me apetece es quedarme sin oxigeno en el cerebro mientras hago ejercicio en la piscina.
Eso me hizo pensar que tal vez me había confundido con el envío, pero no vi nada relacionado con tamaños o tallas.

Resulta que la estructura es de plástico, así que con la ayuda de un secador y paciencia decidí abrir las patillas lo suficiente para que entre en mi cuello.
Tuve la mala suerte de que con el calor se abrió un poco una junta del plástico, pero no me preocupa mucho porque por ahí no tendría que haber nada eléctrico, solamente el cable que va al auricular.

Resuelto ese problema, quedaba otro. Las gomas que ajustan el auricular a las orejas no sellan por completo y entra un poco de agua. No es un problema ya que he comprobado que no se estropean, pero de vez en cuando deja de escucharse hasta que quitas el agua.

Superados los problemas físicos, me topé con que la calidad del audio no es muy buena, algo que no me importaba dado que mi propósito no es escuchar música, sino audio libros. Más tarde cuando lo probé en la piscina me llevé una grata sorpresa. Al parecer al sumergir los auriculares bajo el agua, estos conducen mejor el sonido y la calidad mejora significativamente.

Otro problema con el que me topé fue que este no reconoce carpetas, un problema que solo demuestra la baja calidad de los programadores de software que diseñaron el dispositivo, pero que gracias al script que me hice en su día para renombrar ficheros, no resultó un obstáculo serio a la hora de ordenar los ficheros dentro del dispositivo.

Conclusión


Como conclusión decir que pese a los muchos problemas que me he encontrado, la experiencia ha sido aceptable. He podido solucionar todos o casi todos los problemas y el aparato esta cumpliendo su objetivo, hacer más ameno el rato de la piscina. Así que estoy contento.